Bone Grafting
¿Qué es un injerto óseo?
Un injerto óseo es un procedimiento quirúrgico que utiliza hueso trasplantado para reparar y reconstruir huesos enfermos o dañados. Un injerto óseo es una opción para reparar huesos de casi cualquier parte del cuerpo. El cirujano puede tomar hueso de la cadera, de las piernas o de las costillas para realizar el injerto. Algunas veces, los cirujanos usan tejido óseo donado de cadáveres para realizar el injerto.
La mayor parte de nuestro esqueleto está compuesta de matriz ósea. Se trata de un material duro que ayuda a dar fuerza a los huesos. Dentro de la matriz hay células óseas vivas que forman y mantienen dicha matriz. Las células en la matriz pueden ayudar a reparar y curar un hueso cuando es necesario.
Cuando un hueso se rompe, comienza el proceso de curación. Las células óseas pueden reparar una ruptura, siempre y cuando no sea muy grande. Sin embargo, algunas veces, la fractura produce una importante pérdida del hueso, como cuando se despedaza una porción. En esos casos, quizás el hueso no logre curarse por completo sin un injerto óseo.
En un injerto óseo, el cirujano inserta un nuevo pedazo de hueso en el lugar donde el hueso roto necesita sanar o unirse. Las células dentro del nuevo hueso se sellan con las del viejo.
Por lo general, los cirujanos realizan injertos óseos como parte de otros procedimientos médicos. Por ejemplo, si tuvo una fractura grande en el fémur, el médico puede realizar un injerto como parte de otras reparaciones necesarias en el hueso. El médico puede hacerle una incisión en la cadera, retirar una pequeña porción de hueso y utilizarlo para realizar el injerto.
En algunos casos, se utiliza un material artificial de manera similar, pero esto no se considera un injerto óseo tradicional. Por lo general, lo dormirán aplicando anestesia general para el procedimiento.
¿Por qué podría necesitar un injerto óseo?
Puede ser que necesite un injerto óseo para ayudar a curar y promover el crecimiento del hueso por diferentes razones médicas. Algunas afecciones específicas que pueden requerir un injerto óseo son:
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Una fractura inicial que su médico sospeche que no se curará sin un injerto
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Una fractura que previamente no se trató con un injerto y no sanó adecuadamente
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Enfermedades del hueso, como osteoporosis o cáncer
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Cirugía de fusión vertebral (que podría necesitar si tiene una columna inestable)
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Cirugía de implante dental (que podría necesitar si quiere reemplazar un diente faltante)
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En dispositivos implantados quirúrgicamente, como por ejemplo en un reemplazo total de rodilla, para promover el crecimiento del hueso alrededor de la estructura.
Los injertos óseos pueden proporcionar un marco de crecimiento para un hueso nuevo y vivo. Las caderas, las rodillas y la columna son ubicaciones comunes para injertos óseos, pero pueden ser necesarios en otros huesos del cuerpo también.
Converse con su médico acerca de si prefiere utilizar hueso de un donante o de alguna otra parte de su cuerpo. Si utiliza su propio hueso, tendrá que someterse a una cirugía adicional para extraerlo. En caso de utilizar un hueso donado, no tendrá que pasar por otra intervención; sin embargo, recibir un hueso donado tiene sus propios riesgos. Hable con su médico sobre lo resulta más adecuado para usted.
¿Cuáles son los riesgos de un injerto óseo?
Los injertos óseos suelen ser seguros, pero existen algunos riesgos poco comunes.
También existe el riesgo de que su hueso no sane bien a pesar del injerto óseo. Muchos de los riesgos específicos variarán según la razón exacta por la que haya realizado un injerto óseo, si utilizó tejido de un donante o no, sus otras afecciones médicas y su edad. Por ejemplo, el injerto óseo no sanará tan bien si usted fuma o tiene diabetes. Hable con su médico sobre sus preocupaciones y los riesgos más probables en su caso.
¿Cómo me preparo para un injerto óseo?
Pregunte a su médico cómo prepararse para su cirugía. Pregunte si debe dejar de tomar algún medicamento con anticipación, por ejemplo, anticoagulantes. Si es fumador, intente dejar de fumar antes del procedimiento para ayudar a acelerar la recuperación. Informe a su médico todos los medicamentos que toma, incluso los de venta libre como la aspirina. Además, avísele sobre cualquier cambio en su salud general, como una fiebre reciente.
Antes de su operación, es posible que necesite más estudios por imagen, como radiografías, una tomografía o un estudio de imágenes por resonancia magnética (IRM).
Quizás tenga que hacer arreglos adicionales antes dependiendo del motivo de su injerto óseo. Por ejemplo, si no va a poder cargar peso sobre sus piernas después de la cirugía, posiblemente tenga que reorganizar la disposición de su vivienda.
No beba ni coma nada después de la medianoche anterior al procedimiento.
¿Qué sucede durante un injerto óseo?
Los detalles de su cirugía de injerto óseo variarán mucho de acuerdo al motivo del procedimiento. Consulte a su médico sobre los detalles de su cirugía en particular. Un cirujano ortopedista y un equipo de profesionales de atención médica especializados realizarán el procedimiento. A modo de ejemplo, puede esperar lo siguiente:
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Recibirá anestesia para garantizar que no sienta dolor ni incomodidad durante el procedimiento.
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Alguien vigilará atentamente sus signos vitales, como su frecuencia cardíaca y su presión arterial, durante la cirugía.
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Luego de limpiar la zona afectada, su cirujano hará un corte a través de la piel y el músculo que rodea el hueso que recibirá el injerto óseo.
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En algunos casos, el cirujano hará un corte distinto para extraer el injerto óseo. Puede ser en el hueso de la cadera, de la pierna o en las costillas. Utilizando herramientas especiales, el cirujano retirará una pequeña porción del hueso.
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Luego, insertará el injerto óseo entre las 2 partes del hueso que necesitan unirse. En algunos casos, el médico puede asegurar el injerto con tornillos especiales.
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El cirujano hará las demás reparaciones que sean necesarias.
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Se cerrarán quirúrgicamente las capas de piel y músculo alrededor del hueso tratado y, si es necesario, las que están alrededor de la zona de donde se extrajo el hueso para el injerto.
¿Qué sucede después de un injerto óseo?
Hable con su médico sobre lo que puede esperar después de su cirugía. Es posible que sienta dolor después del procedimiento, pero puede tomar medicamentos para aliviarlo. Debería poder retomar una dieta normal con bastante rapidez. Probablemente le hagan algún tipo de prueba de diagnóstico por imágenes, como una radiografía, para saber cómo salió la cirugía. Según la gravedad de su lesión y sus otras afecciones médicas, podría estar en condiciones de volver a casa el mismo día.
Su médico le dará instrucciones detalladas acerca de cómo mover la parte del cuerpo que recibió el injerto óseo. Por lo general, esto implicará mantener el área inmóvil por un tiempo, para lo cual necesitará una férula o una órtesis. Es posible que tenga que evitar cargar peso en esa zona. Quizás necesite fisioterapia para recuperar la fuerza y la flexibilidad de los músculos.
Tal vez tenga que tomar algún medicamento para evitar la formación de coágulos de sangre (anticoagulante) por un tiempo corto después de su cirugía. Es posible que su médico le pida que evite ciertos medicamentos de venta libre para calmar el dolor, ya que pueden interferir con la curación del hueso. Su médico puede indicarle seguir una dieta alta en calcio y vitamina D mientras su hueso está recuperándose. Si fuma, es posible que el médico le aconseje dejar de hacerlo, porque puede interferir en la curación del hueso.
Su incisión podría supurar. Esto es normal. No obstante, avise a su médico de inmediato si la supuración es muy abundante. También avise al médico si la herida está más roja o más inflamada o si tiene dolor muy fuerte, pérdida de la sensibilidad o fiebre alta.
Asegúrese de ir a todas sus citas de control. Probablemente necesitará que le quiten los puntos (suturas) alrededor de una semana después del procedimiento. Tal vez el médico quiera hacerle una serie de radiografías para ver cómo está sanando el hueso. Siga cuidadosamente todas las instrucciones del médico para tener mejores posibilidades de recuperarse.
Próximos pasos
Antes de aceptar hacerse la prueba o el procedimiento, confirme si sabe lo siguiente:
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El nombre de la prueba o del procedimiento.
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La razón por la que le harán la prueba o el procedimiento.
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Qué resultados esperar y qué significan.
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Los riesgos y los beneficios de la prueba o el procedimiento.
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Cuáles son los posibles efectos secundarios o las posibles complicaciones.
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Cuándo y dónde se hará la prueba o el procedimiento.
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Quién le hará la prueba o el procedimiento y qué títulos o diplomas tiene esa persona.
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Qué sucedería si no se hace la prueba o el procedimiento.
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Si existen pruebas o procedimientos alternativos para considerar.
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Cuándo y cómo recibirá los resultados.
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A quién llamar después de la prueba o procedimiento si tiene alguna pregunta o problema.
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Cuánto tendrá que pagar por la prueba o el procedimiento.